PLAZA DE SANTA LOPARIA.
GUADIX (GRANADA). 1998.
SELECCIONADO PREMIOS FAD 2002
PUBLICACIÓN REVISTA ON DISEÑO Nº236
La realización del Teatro Mira de Amescua en el centro histórico de Guadix sugirió la posibilidad de intervenir en la contigua Plaza de Santa Loparia extendiendo a esa zona la recualificación urbana que el teatro, a través de su renovado uso, produciría.
Esta sugerencia fue aceptada por los organismos promotores del teatro, que valoraron además la posible adaptación de este espacio público a un uso teatral, musical, en general, y de espectáculos que en Guadix tiene una conocida tradición histórica.
Se ha pretendido realizar la mínima intervención que recualifique el espacio urbano para los fines propuestos, procurando mantener el equilibrio y el ambiente íntimo, casi intemporal que ya tenía esta plaza, manteniendo la impronta de las viejas construcciones palaciegas y la sobrecogedora presencia de la iglesia de San Torcuato.
El nivel superior de la antigua plaza se escalona para producir un graderío con posibilidad de ser ocupado por sillas o usado como asiento directamente.
La parte baja, frente a la fachada de la iglesia, matiza su pavimento para acoger el espacio escénico. Bajo este nivel se construye un semisótano en que se ubican las instalaciones y equipamiento escénico que, conectado con el teatro, aprovecha las infraestructuras de éste para los espectáculos en la plaza.
Unos bancos corridos en piedra protegen los bordes y cualifican distintos ámbitos como lugares de estancia.
Una línea de cipreses constituirá el fondo de la escena aportando neutralidad y velando las arquitecturas menos interesantes.
Se ha utilizado piedra de Sierra Elvira abujardada en espesores importantes en peldaños, bordes, ángulos y en aquellos lugares sometidos a mayor agresión.
Los pavimentos alternan el empedrado en seco y la misma piedra abujardada en losas.
La piedra de Huéscar, utilizada en la fachada del teatro, se extiende a los paramentos de la plaza, en una colocación y despiece diferentes que reconoce la vinculación de ambos y matiza el carácter de cada uno.
El alumbrado establece dos niveles: uno rasante sobre peldaños y accesos que define y posibilita su uso independiente en espectáculos y otro general, indirecto, como reflexión de la iluminación de las fachadas de las arquitecturas mas valiosas del espacio urbano.