RESTAURACIÓN DEL CORRAL DEL CARBÓN S. XIV.
GRANADA. 1990
El Corral del Carbón, conocido por distintos nombres a lo largo de la historia, entre ellos Alhóndiga del Trigo, Corral nuevo - yadida-, Alhóndiga gidida, es un edificio construido, según Torres Balbás, en la primera mitad del siglo XIV, respondiendo al tipo de los fundaq árabes, si bien la tipología del edificio es mucho más antigua recogiendo características edificatorias de arquitecturas romanas, persas y sirias.
Es la única Alhóndiga importante de este origen que se conserva en España siendo seguramente excepcional por su tamaño, monumentalidad y riqueza decorativa, singularmente de su portada. Según ya expusieron los señores Melida y Repulles en el informe sobre el monumento que emitieron en 1919 ante la Academia de Historia, que juzgamos acertadisimo el carácter de Alhóndiga debió adquirirlo por venir a el tratantes de grano y venderle, pero que, considerando que el edificio carece de amplios graneros, indispensables a tal fin, y contando en cambio con habitaciones pe-quenas y numerosas, propias para albergue, lo razonable es suponer que fue hecho esencial y exclusivamente para posada, a cuyo destino responde la indicada disposición.
El edificio es de planta rectangular, casi cuadrada, con un patio central y una entrada monumental que constituye un pequeño cuerpo saliente al Norte. La planta de las naves laterales que definen el patio central se compone de dos crujías. una exterior, destinada a dependencias y otra apilastrada en los lados que dan al patio que configura galerías.
La edificación tiene tres niveles, accediéndose a ellos a través de dos escaleras laterales al acceso, una de ellas desaparecida y la actualmente existente, reconstruida por Torres Balbás. Remata el edificio una cubierta de teja árabe sobre armaduras de colgadizo.
La entrada del edificio es de una monumentalidad poco frecuente en edificios islámicos occidentales, con una superposición de distintos niveles de fachada, el primero con un gran arco de herradura aguda, de ladrillo con arquivolta festoneada del mismo material.
Un zaguán cubierto con una sencilla bóveda de mocárabes de yeso da paso a una puerta adintelada con fingidas dovelas del mismo material. Cabe resaltar en esta breve descripción del edificio las bellas proporciones del patio central y sus alzados compuestos por la sucesión de pilastras y resolución de zapatas y dinteles de madera. Su construcción debe fijarse con anterioridad a 1336 en que es ya citado por el egipcio Abu el Abbas Xihab Eddin Ahmed Fadhl Allad, en su obra Camino para recorrer con los ojos los reinos de las grandes capitales, siendo posesión entonces de las Reinas Moras.
AI conquistarse Granada, pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes lo cedieron a su mozo de espuelas, Sancho Arana. Muerto Arana sin sucesión el edificio fue enajenado en Pública subasta el 15 de Marzo de 1531, llamándosele ya entonces Corral del Carbón porque en el hospedábanse los que traían esta mercancía al peso de ella, que desde comienzos del s. XVI, fue destinado a Corral de Comedias, haciendose al parecer algunas obras de adaptación dividiendose sus aposentos para separar hombres de mujeres y cercando el patio de graderías.
Convertido desde el s. XVII en, casa de vecindad, el edificio fue adquirido por el estado en 1930, con cargo a los fondos de la Alhambra, siendo a continuación restaurado por el Arquitecto D. Leopoldo Torres Balbás. A partir de esta fecha no se tiene constancia documental de intervenciones sobre el edificio, aunque si se pueden detectar diferentes puntos de la edificación.
Las intervenciones de restauración en él realizadas a lo largo de más de seis anos atendieron a la consolidación general de las estructuras y cimentaciones del edificio, restaurándose muros de diferentes composiciones, fábricas, pilares de ladrillo y piedra y, singularmente, las estructuras de madera de alfarjes, dinteles, zapatas y cubiertas, todas ellas de alto valor histórico y arqueológico ya que en una alta proporción provenían según se pudo contrastar de la construcción original del siglo XIV.
Así mismo se atendió a la restauración de los revestimientos, tanto de paramentos verticales como horizontales con utilización según los casos de revocos, y estucos de diferentes composiciones o ladrillos y baldosas realizadas exprofeso en barro cocido con medidas y espesores adecuados a la intervención. Se consolidaron y restauraron revestimientos de yesería policroma y pinturas murales.
Se dotó al edificio de las instalaciones necesarias para posibilitar los usos previstos, con un cierto grado de flexibilidad ya que a lo largo del tiempo fueron variando y, sin duda, los seguirán haciendo. A lo largo de lo diferentes proyectos se atendió no solo a la restauración del propio edificio sino también a la puesta en valor de las restauraciones que en él realizara D. Leopoldo Torres Balbás, que se han incorporado como un valor más al edificio y son muestra viva del riguroso quehacer profesional de este arquitecto.